Transformar una idea en un negocio puede parecer complicado, pero con planificación y organización, es posible estructurar proyectos que hagan la diferencia. Las empresas junior tienen un papel esencial en este proceso, al conectar el conocimiento académico con las demandas reales del mercado y apoyar a jóvenes emprendedores en sus primeros pasos
Estas organizaciones, gestionadas por estudiantes universitarios, ofrecen servicios como estudios de mercado, planificación estratégica y desarrollo de soluciones tecnológicas. Con más de 1.450 empresas repartidas por Brasil, ellas realizaron 24 mil proyectos en 2024, de acuerdo con Brasil Júnior, confederación que coordina el movimiento
Elias Gabriel, Presidente Ejecutivo de Brasil Júnior, explica cómo quien desea iniciar un negocio puede inspirarse en el modelo de las empresas junior y seguir etapas fundamentales para transformar ideas en realidad
- Estructurar la ideaTodo negocio comienza con un propósito claro. Identifica el problema que quieres resolver, quién se beneficiará y cómo puede funcionar su solución. Estas respuestas ayudan a dirigir los próximos pasos y alinear expectativas
- Entendiendo el mercadoInvestiga a los competidores y las necesidades del público que deseas atender. Este análisis permite crear un diferencial competitivo y ajustar el modelo para atender a las demandas reales del mercado
- Busque apoyo especializadoContar con orientación hace toda la diferencia al principio. Las empresas junior, formadas por estudiantes universitarios, ofrecen consultorías accesibles que ayudan a los emprendedores a validar sus ideas. Estas organizaciones funcionan dentro de las universidades, conectando el aprendizaje académico con los desafíos del mercado
- Probar y ajustarAntes de invertir grandes recursos, prueba tu idea a menor escala y recopila comentarios. Esta etapa permite corregir fallas y refinar la propuesta, lo que aumenta las posibilidades de éxito además de apoyar a emprendedores, las empresas junior preparan a los estudiantes para el mercado. Es una vía de doble sentido. Los emprendedores reciben soluciones accesibles y de calidad, mientras los estudiantes aplican sus conocimientos en proyectos reales, desarrollan habilidades prácticas y se vuelven más preparados para el mercado.