La "tasa de las blusitas" está cada vez más cerca de convertirse en una realidad en Brasil. A partir de agosto, debe haber imposición sobre pequeños pedidos internacionales de hasta US$ 50.00. El Impuesto de Importación, establecido a la tasa del 20% sobre tales operaciones deberá impactar directamente a sitios extranjeros de ventas B2C.
Con la inminente vigencia de la imposición, es importante intentar entender todos los vectores e impactos de esta medida, sobre todo en lo que respecta a elementos competitivos, aduaneros y consumidores.
Reflexiones sobre la tributación
Es difícil anticipar los efectos de la imposición de impuestos sobre los pequeños envíos en el mercado. Sin embargo, sin dudas, la revocación de la exención del impuesto de importación encarecerá las operaciones y el costo adicional será trasladado a los consumidores. Sumándose a la incidencia del Impuesto sobre la Circulación de Mercancías y Servicios (ICMS), la carga tributaria aproximada será del 40% — monto que no es despreciable —, compatible con la carga tributaria actual sobre el consumo de gran parte de los productos y superior a la tasa de referencia del Impuesto sobre Bienes y Servicios (IBS) y de la Contribución Social sobre Operaciones con Bienes y Servicios (CBS) conjugados.
Comercio electrónico y logística
Con el cambio en la tributación, la principal preocupación — que tal vez esté siendo subdimensionada — está en la logística y en los procesos aduaneros en Brasil. Esto se debe a la posibilidad de aumento en los costos operativos para empresas de comercio electrónico. La política actual de exención, llamada deMinimisno existe para desonerar algún sector, sino por una cuestión aduanera, ya que el impuesto recaudado suele ser inferior al costo de control aduanero para asegurar la recaudación. La mayor parte de los países exonera este tipo de operación, aunque el avance de las operacionestransfronterizoel e-commerce ha llevado a algunos países a revisar sus políticas.
Positivo o negativo
La imposición de compras internacionales es un tema complejo que involucra aspectos económicos, sociales y políticos. La tributación es positiva en términos de competencia, pues fortalece la industria local frente a la competencia extranjera. Es decir, al gravar productos importados, el gobierno puede proteger a las industrias locales de la competencia desleal de productos extranjeros más baratos, promoviendo el desarrollo económico interno.
Sin embargo, hay colaterales aduaneros y de consumo que no se pueden despreciar. La imposición puede resultar en un aumento de precios para los consumidores, que pasan a pagar más por productos que podrían ser más baratos si fueran importados sin la incidencia del Impuesto de Importación. También puede haber una reducción en la variedad de productos disponibles en el mercado, si el encarecimiento derivado de la carga es suficiente para inhibir de hecho el consumo a través de plataformas extranjeras.
Por fin, la decisión de gravar las compras internacionales debe considerar un equilibrio entre proteger la economía nacional y evitar impactos negativos significativos sobre los consumidores y las empresas locales. Políticas bien planificadas y medidas compensatorias pueden ayudar a calmar los efectos perjudiciales, mientras potencian los beneficios económicos.