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Cuando dos gigantes pelean, Brasil entrega más rápido

No es necesario ser especialista en geopolítica para sentir el reflejo de las tensiones entre China y Estados Unidos. Solo haz clic en "comprar" y observa el aumento en los plazos de entrega o ese salto sospechoso en el precio final. La guerra comercial, reavivada con tarifas pesadas de ambos lados — algunas llegando al 145% en EE. UU. sobre productos chinos — está moviendo no solo los índices de la bolsa, pero con el carrito de compras de millones de brasileños. 

Para el comercio electrónico nacional, esta pelea de titanes viene como un viento fuerte. Quien está bien posicionado puede izar las velas y ganar velocidad. Quien no esté, va a girar de lado en la tormenta. 

El cambio en el tablero global comenzó con EE. UU. apuntando directamente a las importaciones de China, atacando con tarifas altísimas y revisión de exenciones fiscales. La respuesta de China fue inmediata: restricciones a minerales estratégicos y nuevas barreras comerciales. Resultado? Un sistema logístico internacional tambaleante, costes en aumento, proveedores tensos e incertidumbre en la reposición de inventarios. Pero, ¿y Brasil en todo esto? 

Curiosamente, esta crisis externa puede ser la clave para una maduración acelerada del comercio electrónico nacional. Con los productos chinos más caros y menos competitivos en los EE. UU, se abre una ventana para que las marcas brasileñas ocupen espacio — desde electrónicos montados por aquí hasta artículos de moda, belleza y casa. El consumidor, que antes miraba básicamente solo el precio, ahora también pesa el plazo y la confiabilidad de la entrega. 

Y ahí entra la logística. Brasil, siempre lento en reaccionar a las demandas de la economía digital, empieza a despertar. Los marketplaces invierten mucho en centros de distribución regionales, las startups logísticas se multiplican con soluciones creativas, y hay un movimiento silencioso — pero robusto — denearshoringtraer proveedores de Asia a países de América Latina, reduciendo tiempo, coste y dependencia. 

Plataformas como Mercado Libre, Magalu y Amazon Brasil están a la cabeza en esta carrera, con flotas propias, almacenes automatizados y algoritmos que predicen la demanda con precisión milimétrica. No es de extrañar, Brasil cerró 2024 con un crecimiento del 12,1% en el comercio electrónico, por encima de la media global, segundo a Ebit/Nielsen. 

Por supuesto, hay obstáculos, como el alto costo logístico interno, la burocracia para importaciones, además de la fragilidad de infraestructuras como puertos, aeropuertos, carreteras y ferrocarriles. Pero también hay una nueva mentalidad, porque el comerciante brasileño está aprendiendo que depender exclusivamente de insumos chinos es una fragilidad y está actuando. 

Esta guerra comercial no va a terminar tan pronto. La verdad es que, mientras EE. UU. y China intercambian tarifas como si fueran chispas en un duelo de sables, Brasil puede — actuar con visión y audacia — convertirse en unjugadormás fuerte, más autónomo y más rápido. 

En el nuevo juego del comercio electrónico global, no gana quien pelea más. Gana quien entrega mejor

Luciano Furtado C. Francisco
Luciano Furtado C. Francisco
Luciano Furtado C. Francisco es analista de sistemas, administrador y especialista en plataformas de comercio electrónico. Es profesor del Centro Universitario Internacional – Uninter, donde es tutor en el curso de Gestión del E-Commerce y Sistemas Logísticos y en el curso de Logística
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