La imagen de una empresa va más allá de un mero logotipo o eslogan. Ciertamente, ¿Conoces algún negocio que se hizo famoso y está representado por algún CEO?, fundador o profesional, que se convierten en "la cara de la empresa" – como ocurrió con Apple, Tesla, y muchos otros. Esta personificación, por más que sea algo natural y, muchas veces, inevitable de ocurrir, no siempre es algo 100% positivo para las partes, algo que merece ser mirado con mayor atención a fin de evitar riesgos de imagen que perjudiquen las operaciones.
Existen diversas formas en las que una personificación corporativa puede llevarse a cabo, sea por la representación de la cultura y los valores de la marca en un determinado profesional (algo más dirigido de la puerta hacia adentro), o en un aspecto más mercadológico, donde los clientes reconocen a determinada persona como alguien influyente en los acuerdos comerciales, quién resuelve los problemas o con quién aceptan relacionarse en la adquisición de los productos o servicios ofrecidos.
Para los empresarios, tener esta personificación puede ser ventajoso hasta cierto punto, considerando su poder de influencia ante una mayor representatividad en el mercado, aumento de ventas y asociaciones firmadas. Mientras tanto, negativamente, acaban quedando a merced de este talento para diversos aspectos operativos, con alto riesgo de sufrir grandes pérdidas si este profesional presenta su renuncia.
A largo plazo, esta es una preocupación que debe estar en el radar de las empresas, teniendo condiciones para poder hacer cambios clave a lo largo de su trayectoria a través de una cultura solidificada que no dependa de una o pocas personas para prosperar. E, no faltan casos internacionales que demuestran esta complejidad.
Analizando el escenario de Tesla, como ejemplo, por más que los coches eléctricos estén apoderándose de Europa, las ventas de la empresa americana cayeron un 45% en enero de este año, en comparación con el mismo mes de 2024, según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA). El motivo de esto se debe, principalmente, debido a la posición política de Elon Musk, la gran personificación de la marca, que ha generado una serie de malentendidos que no solo desencadenaron protestas, como también hicieron que las acciones de Tesla cayeran más de un 25% en el último mes.
Esta situación refleja los peligros que un profesional que tenga la "cara de la empresa" puede ocasionar, no solo para la propia organización, como para el propio talento. Al fin, en caso de que desee desvincularse del negocio y seguir un camino diferente, cómo eliminará esa asociación en una nueva oportunidad y desprenderse, sin que haya ningún reflejo o influencia de su experiencia anterior con otra marca?
Los impactos de la personalización pueden afectar a empresas de todos los tamaños y sectores, así como todos los profesionales en diversas áreas. Un enorme desafío a superar que no tiene una receta de pastel como respuesta para mitigar eventuales obstáculos, siendo algo que necesita ser acompañado con el máximo cuidado en todo momento por todos los involucrados, buscando no centralizar esta imagen y responsabilidad en solo un profesional.
Es fundamental que las empresas tengan esta preocupación por la prosperidad corporativa, considerando, obviamente, la satisfacción y el crecimiento de sus equipos, pero prevaleciendo el destaque competitivo de la marca, protegiendo su cultura y blindándose contra una personificación extremadamente influyente. Así, las posibilidades de sufrir un movimiento que traiga algo brusco para cualquiera de los lados se minimizan, priorizando el mejor desempeño empresarial posible y su buena reputación en el sector.
