El éxito o el fracaso de cualquier negocio dependerá de una serie de variables relacionadas con su gestión. Esto hace que muchos busquen métodos y estrategias de profesionalización de sus operaciones con el objetivo de su crecimiento continuo. En el caso de las empresas familiares, muchas suelen traer ejecutivos experimentados que contribuyan con sus conocimientos para remodelar los procesos y potenciar la marca en su segmento – algo que puede ser completamente beneficioso en este objetivo, desde que ciertos cuidados sean debidamente comprendidos
Hoy, cerca del 90% de las empresas en nuestro país son familiares, según datos del IBGE. De ellas, 60% buscan expandir sus operaciones a nuevos mercados, junto con el 51% que desea lanzar productos y servicios cada vez mejores, según otra información compartida por PwC. Tal ambición es normal de ver en cualquier emprendedor en algún momento de su trayectoria y, muchos casos, acaba convirtiéndose en la clave en sus visiones de la comprensión de la importancia de la profesionalización ante estos logros
Normalmente, existen tres grandes motivadores de esta profesionalización: cuando la empresa se encuentra en dificultades financieras y ve, en este proceso, la salida para evitar el cierre de sus puertas y reestructurarse económicamente; por decisión del propio empresario al pensar en la sucesión de su negocio, entendiendo que sus herederos pueden no estar debidamente preparados para asumir su puesto; o en el deseo de realizar una fusión o adquisición, donde la llegada de un ejecutivo es de extrema importancia para asegurar este procedimiento con responsabilidad y éxito
Independientemente del hecho generador de la profesionalización, la llegada de este talento representará cambios significativos dentro del ecosistema empresarial, creando un espacio que no existía anteriormente y que necesita ser debidamente preparado para que pueda asumir sus responsabilidades – las cuales también deben ser claramente conversadas y entendidas entre las partes para que no haya ningún obstáculo debido a la falta de comunicación
Una piedra que suele aparecer mucho en el camino de este proceso es la inflexión de ciertos empresarios en renunciar a sus tareas para este nuevo talento. Eso es algo que no puede existir en la decisión de profesionalizar el negocio, dado que será necesario conceder y delegar gran parte de sus responsabilidades al ejecutivo. Al fin, su papel será estratégico para el destaque competitivo y, sin el espacio adecuado o autonomía para ejercer sus funciones, el plan necesario para impulsar la marca tendrá dificultades para salir del papel
Por parte de estos ejecutivos, muchos de ellos terminan aceptando este desafío en busca de una resignificación de sus carreras. Algo más, donde puedan contribuir con sus experticias, conocimientos y, de esta forma, se sientan útiles en la construcción de una marca de éxito. Esto hace que, por su parte, sea preciso una postura humilde en la forma de comportarse, comprendiendo la posición que asumirá y valorando la unión con el emprendedor y todos los miembros de ese entorno
Los consejos son excelentes espacios para que estos empresarios ocupen, en el papel de proveedor de información, de forma que puedan seguir pilotando sus negocios al mismo tiempo que dejen al ejecutivo la responsabilidad, en sí, de la gestión de la empresa
Es una dinámica compleja, que refuerza la necesidad de una planificación minuciosa comprendiendo la definición del papel que será desempeñado por el ejecutivo, evitando que se mezcle con las del empresario; y una dosis generosa de inteligencia emocional por ambas partes – de forma que el empresario sepa delegar y dejar ciertos oficios, y que el ejecutivo comprenda su posición y hasta dónde puede llegar para alcanzar los objetivos estipulados
Son muchas preguntas, pero todos válidos y esenciales para que no haya margen de duda sobre lo que se espera de cada uno de ellos. Hasta porque, si no hay esa flexibilización por ambas partes, cuál es el sentido de decidir profesionalizar su empresa