La voz del CEO tiene un papel fundamental en la representación de una empresa. Él o ella no es solo el principal tomador de decisiones, sino también el portavoz de la organización, cuyas palabras y postura afectan directamente la imagen pública de la empresa. En un mundo cada vez más conectado y donde las percepciones públicas son moldeadas rápidamente por interacciones en línea y en los medios, lo que un CEO dice (o no dice) puede influir significativamente en el valor de la marca, la confianza de los clientes y la cultura interna de la organización
Un CEO es visto como el reflejo de la cultura, de los valores y de la misión de la empresa. Por eso, sus comunicaciones no son meramente individuales, pero, sí, institucionales. Los mensajes que él o ella transmite – ya sea en entrevistas, redes sociales, o en comunicaciones internas – pueden establecer el tono de las percepciones externas de la empresa
Cuando un CEO habla de una manera que alinea a la organización con principios éticos, diversidad, inclusión y responsabilidad social, esas cualidades acaban siendo asociadas a la marca en su conjunto. De la misma manera, una declaración que demuestre desconexión o prejuicio o controversia puede afectar la reputación de la empresa
Recientemente, el CEO (ahora ex-CEO) de una importante empresa en Brasil expresó públicamente una frase cargada de prejuicio, que refleja una visión distorsionada sobre el papel de las mujeres en posiciones de liderazgo. Incluso con la retractación pública, la crisis reputacional está instaurada y vigente en las redes sociales. Tenemos el retrato que una declaración prejuiciosa que afectó la confianza de la sociedad en la respectiva empresa, una vez que la voz de un CEO es un reflejo de la empresa en su conjunto
El prejuicio contra las mujeres en posiciones de poder, incluyendo a los CEOs, refleja una mentalidad anticuada, que se niega a ver el verdadero valor de la diversidad y la inclusión en el mundo corporativo. El liderazgo, independientemente del género, debe ser basada en competencia, visión y ética. Más que "Dios me libre de una directora ejecutiva”, el mundo corporativo necesita decir"Dios me libre de una sociedad que no valore la competencia humana", independientemente de quién la ejerza.
Una investigación reciente de Vila Nova Partners, reveló que solo el 5% de los cargos de CEO en Brasil son ocupados por mujeres, número que era del 4% en el último año. Incluso con el pequeño crecimiento, podemos percibir que el camino contra el prejuicio y la valorización de la competencia humana está lejos de suceder
Una de las principales consecuencias de la crisis reputacional resultante de las declaraciones del actual ex-CEO será la pérdida de credibilidad en el mercado. Cuando el propio líder es el causante de la crisis, esa confianza se pierde rápidamente. Esto puede llevar a una caída en el valor de las acciones, la fuga de inversores y la pérdida de contratos y asociaciones estratégicas. Al final, ¿qué empresa querrá tener su marca asociada con una organización en crisis?
Además, los medios y el público tienden a amplificar la voz del ex-CEO. Las redes sociales y los medios de comunicación se convierten en arenas donde se cuestiona la reputación del CEO y de la empresa, y las consecuencias pueden ser duraderas. También pueden surgir boicots, campañas de desvalorización e incluso protestas
En resumen, cuando un CEO es responsable de una crisis reputacional, la empresa enfrentará una serie de desafíos. La recuperación dependerá de la capacidad de respuesta rápida y eficaz, además del intento de restaurar la confianza a través de acciones concretas y cambios estructurales inteligentes – no solo un juego de marketing para los ingleses